Historia
La historia de esta zona de Cantabria nos ofrece una panorámica general del anteceder de Ribamontán al Mar, a la vez que estructura la comprensión de sus costumbres, tradiciones y la forma de vida que define a este pueblo, infiriendo un carácter particular y una seña de identidad al Municipio y por ende a la personalidad de sus gentes.
Sus siete pueblos se encuentran identificados en su propia historia, integrados en un paisaje que también ha contribuido a escribirla en pasajes que han ido formando este territorio y que descubren su evolución y desarrollo. Sorprenden los sucesivos episodios que han marcado el transcurrir de su vida, el auge e importancia cultural que aunque de relevancia siempre se mantuvo bajo la modestia de su gente, la creciente actividad que enriquece a un pueblo que se entrega solidario a sus intereses y comparten esfuerzo para lograr su crecimiento, la afanosa labor de comercio, artístico, artesanal y de productos frutos de estas tierras, que con un mercado abierto al exterior difundía con ahínco las excelencias de este territorio y sus pobladores. La historia, el arte, el patrimonio, la cultura, la economía, sus recursos, incluso la geografía con su paisaje y la gastronomía como muestra de sus costumbres y etnografía, están íntimamente relacionadas en el paso de las épocas.
Un pueblo con raíces históricas es capaz de labrarse un futuro y vivir el presente en progreso continuo. Ribamontán al Mar es un Municipio que desde sus ancestros evoluciona con una amplia visión.
Prehistoria
Desde la prehistoria se puede verificar la presencia humana en este enclave de Ribamontán al Mar, que se hace patente por el descubrimiento de objetos del Paleolítico Inferior en Somo y en Galizano. Así mismo, se encuentran evidencias de un yacimiento al aire libre en los pinares de Loredo, con algunas piezas posiblemente del Musteriense. La veracidad de estos asentamientos en la zona se constata con el hallazgo de la cueva de la Garma en el vecino municipio de Ribamontán al Monte, a tan sólo 500 m. del límite municipal, testimonio irrefutable del poblamiento de este territorio en época paleolítica, sobresaliendo su conjunto de arte rupestre y mobilar, su extraordinario estado de conservación la sitúa como uno de los yacimientos más importantes de Europa.
También en los acantilados entre Langre y la punta de Cucabrera han aparecido algunos yacimientos del Neolítico y el Calcolítico. Por estos yacimientos, que salpicaron todo el litoral de Ribamontán al Mar, se deduce que su costa estuvo muy frecuentada por el hombre de la prehistoria en fases tardías. La mayoría eran talleres de sílex, donde se preparaban y tallaban las herramientas con este mineral que es muy abundante en los acantilados de su costa.
Edad Media
El periodo romano y los primeros siglos de la Edad Media difícilmente se localizan en la zona, aunque han aparecido restos de lo que pudo ser un pequeño poblado romano en Galizano. Fue un rico personaje conocido como Galitius quien funda una explotación agrícola-ganadera que da lugar a un núcleo de población, Galizano. En esta época cabe la posibilidad de que se formen Carriazo y Suesa, al transcurrir por ellos un ramal secundario de la Vía de Agripa que finaliza en el embarcadero de Somo. Aunque la romanización aquí fue débil y escasa, por el contrario, persistió la cultura de los pueblos cántabros hasta el final de la monarquía visigoda. Entre los siglos VIII y X tuvo lugar un gran proceso de repoblación, lo que indica que estas tierras estaban prácticamente deshabitadas.
El rey Alfonso I de Asturias, 739-757, duque de Cantabria, mandó repoblar lo que ahora se conoce como comarca de Trasmiera, donde había escasa presencia de núcleos humanos. Pero los primeros testimonios documentales en que se hace referencia a esta zona del litoral cántabro no los encontramos hasta el año 927, cuando se nombra a Carriazo en un juicio que preside el Conde Munnio Muñoz; Nuestra Señora de Latas tiene referencia en 1068; y Suesa aparece en 1075, en un documento del Cartulario de la Abadía de Puerto de Santoña, por una donación de terrenos.
En el Becerro de las Behetrías, de 1352, figuran Carriazo, Castanedo y Galizano como tierras de realengo dependientes sus gentes de la casa de Agüero y de otros naturales de la tierra. Durante ese periodo los lugares de Anero, Carriazo, Castanedo, Cubas, Galizano, Langre, Las Pilas, Liermo, Latas (Somo y Loredo), Omoño, Pontones, Suesa, Valle de Hoz y Villaverde, se fueron organizando en concejos que formaron la Junta de Ribamontán. Era una de las cinco que integraron la Merindad de Trasmiera, distrito articulado a lo largo de la Edad Media, que tenía su capital en Hoz y estuvo integrado, desde tiempos de los Reyes Católicos, en el Corregimiento de las Cuatro Villas de la Costa de la Mar.
Edad Moderna
A partir del siglo XIII se estableció por orden real la demarcación de la Junta de Ribamontán, que se constituyó como una de las jurisdicciones singulares de la Merindad de Trasmiera y como entidad administrativa. El rey estaba representado por un merino que en un principio fue una persona de la familia burgalesa de los Lara. La capital de la merindad estaba en Hoz de Anero donde se reunían las Juntas de Cudeyo, Ribamontán, Siete Villas, Cesto y Voto. Pasados los años los administradores o merinos fueron elegidos en las familias autóctonas de la comarca.
A principios del siglo XV, en algún documento aparece la mención de Galizano, en el que consta que la casa de Velasco extendió su poder señorial comprando parrales, heredades, molinos, casas y solares, que probablemente mantuvo hasta la liquidación que de los bienes de Trasmiera hicieron los condestables de Castilla a mediados del siglo XVII, en 1637, tal como se constata a través de los nombramientos de los merinos de la época de Felipe II. Estos consejos fueron de realengo; conservándose el archivo de toda la merindad en Hoz.
Durante la Edad Moderna, Trasmiera sobresale como cuna de numerosos maestros canteros activos en numerosas empresas civiles y religiosas que entonces se acometieron en la Corona española. Los artífices de la Junta de Ribamontán cobraron particular importancia como difusores del clasicismo tardío y el barroco, destacando las familias de los Vélez de la Huerta, los Pontón Setién y los Velasco.
Fue en el siglo XVIII cuando la Junta se dividió en dos municipios que tomaron inicialmente los nombres de Ribamontán al Mar y Anero, y que posteriormente, a mediados del siglo XIX, se titularon Ribamontán al Mar y Ribamontán al Monte.
En 1822 Ribamontán al Mar se constituyó como Ayuntamiento independiente, formado parte del partido judicial primero de Lierganes, de Entrambasaguas en 1835, de Santoña en 1885, de Santander en 1965 y de nuevo de Santoña en 1992, al que actualmente permanece.
En el siglo XX este Ayuntamiento comienza a constituirse como uno de los principales exponentes turísticos de la costa cantábrica, con unas excelente playas y una mejora progresiva de las comunicaciones y del sector servicios.
Etnografia
Una buena forma de conocer el modo de vida de estos pueblos es a través de las propias tradiciones y las arraigadas costumbres, muestra del desarrollo de sus valores etnográficos queda patente en parte de su historia. Sucesos que marcan la evolución de un pueblo y conforman los modos de vida. Aquí atendemos oficios que por su relevancía determinan el entendimiento de la raigambre del lugar.
Ribamontán al Mar presenta un relieve poco acentuado y casi llano, con suelos formados por materiales del cretácico superior, con calizas y magras grises que explican la existencia de canteras, destacaba en el siglo XV la de Galizano, estas propician la aparición de la figura del cantero, que trabaja laboriosamente la piedra quedando patente en la construcción de ermitas, iglesias y palacios. En los años de 1600 sobresale el artista cantero Fray Lorenzo de Jorganes, nacido en Somo, realizó obras sobresalientes como el Claustro del Convento de Soto Iruz en Toranzo o la Capilla del Convento de Castro Urdiales, por mencionar algunas en la región. Desde entonces una saga de canteros adquieren protagonismo en el arte de la construcción arquitectónica monumental y detalles ornamentales de laboriosa y apreciada calidad artística, que aumenta la fama de la cantería en toda Trasmiera.
El oficio artesanal era tradicional. Al final del siglo XIX desaparece un alfar cuya datación se remontaba al año 1801. Enclavado en las proximidades de la ría de Galizano se contemplan las ruinas de unos edificios que albergaron una fábrica de loza preindustrial. De sus trabajos queda constancia solo en alguna jarra de pedernal, variedad de cuarzo de color gris amarillento, caracterizadas por su decoración a mano con predominio de los azules cobalto. También producía azulejos, losetas y toda clase de objetos de barro cocido de marcado carácter popular. A través del puerto de Galizano y por la ría entonces navegable hasta el pueblo, se podía transportar la loza en lanchones hasta barcos de mayor calado. Con lo cual se establece una actividad comercial hacia el exterior.
Las gentes de estos lugares fueron canteros significados, carpinteros, herreros y, sobre todo, labradores y jornaleros. El campo, la ganadería y la pesca eran las ocupaciones fundamentales que sustentaban la economía familiar. Aprovechando el fuego del hogar, en un fogón con llar y campana, se formaba la cocina típica de entonces, era la estancia principal convertida en el centro de la vida doméstica, lugar de tertulia y descanso tras una dura jornada de atender las labores rutinarias.
Camino de Santiago
El Camino de Santiago facilita los intercambios culturales con los peregrinos. Siendo punto importante en la ruta de la costa el paso por Galizano y Somo, desde donde se embarca hacia Santander, línea que desde época bajomedieval usaron miles de peregrinos. Desde la iglesia de Nuestra Señora de Galizano el camino lleva hasta Carriazo y conduce hasta la iglesia del Salvador en Castanedo, más adelante se contempla la iglesia de Santa Eulalia de Suesa. El antiguo cruce de Rumor da paso al Santuario de Santa María de Latas, se continua por La Bárcena con amplias praderías hasta la bahía. Si se opta por evitar el paso marítimo, desde Castanedo pasando por la Ermita de Tes se enlaza con el camino de Horna, que circunda la bahía santanderina en un recorrido más largo.
Galizano tuvo un hospital costero, todavía abierto a mediados del siglo XVIII, según declaración al formarse el catastro de Ensenada, diciendo quién presentó el memorial “que en este lugar hay un hospital que sólo sirve de refugio a los pobres transeúntes y al que no tiene renta alguna”.
En el Municipio, al paso del Camino de Santiago, se da como alternativa el recorrido por algunos de los senderos que atraviesan el entorno por zonas rurales y de mayor riqueza paisajística. La falta de conocimiento ocasiona que muchos peregrinos que realizan el itinerario costero del Camino de Santiago, lo hagan caminando al lado de la carretera en lugar de disfrutarlo por el sendero costero, infinitamente más bello y agradable. Ver alternativas en las rutas naturales.
Agricultura y Ganadería
La abundancia y extensión de prados con gran vegetación natural que fertilizan el valle que forma Ribamontán al Mar, determina que la actividad económica se incline hacia la ganadería, practicada en régimen de libre pastoreo desde el s. VIII y la agricultura, productos hortícolas y árboles frutales abastecen a estos pueblos.
En el siglo XVI la explotación ganadera se realiza en régimen de aparcería, el dueño del ganado cede un número de cabezas al aparcero, participando ambos del producto de las reses. Esto es para muchos agricultores el único medio de acceder a la ganadería. La guarda de los ganados estaba reglamentada en las ordenanzas concejiles del pueblo. Cada Concejo contrata a sus pastores y fija el salario, la designación de sementales y el periodo de servicio, los turnos de guardia vecinal y el aprovechamiento común de pastos. Se establecen las bases de una economía de subsistencia en base a los cultivos de forrajes y maíz. Las tierras, declaradas de primera calidad, favorecen los sembrados de cereales, incluso de la vid la que evitaba la humedad de la tierra con el emparrado en pilares de piedras. Los cosecheros sustituían el pisado de la uva por el uso de prensas lagar, con torno de roble sobre piedra caliza.
La necesidad de ingeniar medios mecánicos para un mejor nivel de vida, favorece el desarrollo de molinos que aprovecha la energía de las rías y arroyos que salpican el municipio, para la molienda del grano de los cereales empleados en la alimentación. El ganado vacuno se orienta a la recría para abastecer con animales de labor las explotaciones campesinas, la fortaleza de los bueyes se utiliza para el tiro. El ganado equino ocupa un lugar destacado en el acarreo de la hierba y como medio de locomoción y transporte.
El siglo XIX trae un profundo cambio en la economía, comienzan a dedicarse a la actividad ganadera adquiriendo protagonismo sobresaliente. La instalación de explotaciones crean la base de una avanzada ganadería que florece con buenos rendimientos, hasta volcarse en la explotación de vacuno de producción lechera, introducen modernas técnicas incluso dedicadas a elaborar productos lácteos. En Galizano hubo la instalación de una fábrica de queso de bola y crema para mantequilla. En Suesa destacó una que elaboraba queso fresco y de nata y realizaba la recogida de leche de la zona para otras empresas lácteas. La raza de vaca frisona se hace común en las explotaciones familiares que cubren los barrios de cada uno de los siete pueblos, transformación que coloca al Municipio en la cabeza de la producción lechera, con importantes centros de inseminación artificial, algunos los más importantes de la región, y da lugar a la selecta raza vacuna.
Las explotaciones agropecuarias en la actualidad son una de las fuentes de ingresos más emblemáticas del Municipio, con la mayor cuota lechera de Cantabria.
Transporte
Desde la Prehistoria queda constancia de que el hombre utilizaba la costa y rías de Ribamontán al Mar navegando por ellas en busca de provisiones. Durante la ocupación romana, el puerto de Galizano y el embarcadero de Somo llegan a ser enclaves de importancia al comunicarse con dos ramales de la Vía de Agripa, lo que favorece el desarrollo de sus relaciones comerciales. Entrados ya en la edad moderna, el trayecto a Santander es largo y penoso por tierra y se emplea la mar como atajo. La comunicación por la bahía se amplía con la creación de empresas que abren esta ruta marítima.
En 1841 un vapor, “El Montañés”, inicia un servicio regular de viajeros y mercancías. Con la apertura del camino Santander-Bilbao, en 1861, se advierte un notable incremento en el transporte terrestre entre la capital y los municipios costeros. Se inicia con regularidad el masivo traslado de productos agropecuarios para abastecer la población santanderina. El tiempo invertido en el recorrido resulta excesivo y se idea la implantación de líneas de vapores.
En 1877, se crea una empresa, “La Corconera”, dotada de vapores de altas chimeneas amarillas coronadas de negro, dedicada al tráfico marítimo entre Santander, El Puntal, Pedreña, Heras y San Salvador, localidades del sur de la bahía, que se extingue a finales del siglo XIX. Cuando se construye un embarcadero emplazado en el arenal del Puntal, un tranvía rural tirado por mulas cubría los 2’5 km a Somo, se reinicia el desarrollo de la zona, la apertura de estas nuevas rutas es en 1889. Una diligencia atraviesa los municipios de paso a Santoña y favorece el flujo de pasajeros.
El 25 de abril de 1890 esta línea queda destruida por una gran galerna y con los años desaparece este servicio, hasta que en 1914 se establece otra empresa, “Los Diez Hermanos”, de la familia Bedia, que potencia el transporte marítimo y terrestre. Una línea de autobuses cubre el trayecto por carretera.
Entre 1921 y 1923, por construcción vecinal se terminó el espigón de Somo. Desde entonces uno de los mayores anhelos era la construcción del puente sobre la ría de Cubas, también de interés para los municipios ribereños limítrofes por acortar la distancia a la capital, finalizado en 1978. Un hito más de los avances que el progreso deja en la historia.
Actualmente, la Ría de Cubas y los embarcaderos del Puntal y Somo permiten arribar a pequeños barcos y lanchas de pasajeros.
Personajes ilustres
D. Juan Vélez de la Huerta
Maestro de cantería. (Galizano, 1557-1560–¿?, ¿?). Iniciador de una de las primeras dinastías de canteros de importancia de la Junta de Ribamontán. Casi toda su vida trabajó en Álava y La Rioja, aunque también completó proyectos en Cantabria, dentro de los parámetros del tardogótico. Intervino en el coro de la parroquia de San Esteban de Betoño (1575), el baptisterio de Santiago de Yurre (1578), el claustro de Santo Domingo de Vitoria (1587), la capilla de los Sarria en San Vicente de Vitoria (1594), las torres de la Asunción de Navarrete (1598). Consta como trazista en Santa María de Mendiola (trazó las bóvedas hacia 1578), San Martín de Ajo (1594) ). Está documentado como proyectista y supervisor del convento de Santo Domingo de Vitoria.
D. Pedro Vélez de la Huerta
Maestro de cantería. (Natural de Galizano, activo en la primera mitad del siglo XVII). Gozó de prestigio en Vitoria y realizó diversas obras en el País Vasco; así dio trazas para la alhóndiga (1614) o el portal de Santa Clara en Vitoria y para el convento de San Francisco de Mondragón.
D. Pedro de Aguilera
Maestro de cantería. Nacido en Carriazo, activo en el siglo XVI. Se estableció en La Rioja y se le considera responsable de la difusión de la arquitectura clasicista de residencias particulares en esa provincia. Entre otras obras intervino en la Iglesia de la Asunción en Navarrete (1616) y la capilla del Santo Cristo de la Redonda en Logroño.
D. Juan del Pontón Toraya
Maestro de cantería. Natural de Galizano. Aprendió el oficio de cantería de la mano de Vélez de la Huerta. En 1611 estaba activo en Vitoria y en La Rioja, en 1616 intervino en la iglesia de Riva (Ruesga), en Hoz de Anero en 1624 y en La Revilla de Soba en Cantabria en 1656. A finales de los cincuenta empezó a desempeñar el puesto de maestro mayor del obispado de Cuenca. Falleció en 1661.
D. Melchor de Velasco Agüero
Maestro de cantería. Natural de Suesa. Trabajó principalmente en Asturias y Galicia. En 1654 dio trazas de la torre del monasterio de San Pelayo y proyectó la reforma del convento de Santa Clara en Oviedo. En 1656 contrató la construcción del muelle de Candás, un año más tarde se hizo cargo de la casa de los gobernadores de Oviedo. En 1658 se trasladó a Galicia interviniendo en numerosas obras; la iglesia del monasterio benedictino de Celanova (1661), la iglesia del Colegio de Huérfanas de Santiago de Compostela (1664) y la capilla del Santo Cristo de Burgos de la catedral de Santiago (1665). También intervino en la capilla de San Ildefonso de Santa María de Iría en Padrón y en la del Rosario de Santa Eulalia Villagarcía de Arousa.
D. Francisco de la Herrería Velasco
Natural de Langre. Consta activo en Sámano y después de 1697 en Las Caldas de Besaya y en el desaparecido camarín de la Colegiata del Santillana del Mar. En 1709 diseñó la iglesia parroquial de Casar de Periedo y en 1716, tiene el encargo del puente de Puente San Miguel.
D. Fray Lorenzo de Jorganes
Maestro de cantería. Nacido en Somo. Intervino en empresas constructivas acometidas en Cantabria y el País Vasco. Se le atribuye el colegio seminario de San Prudencio de Vitoria, la iglesia parroquial de Sámano (1633) y la iglesia San Julián de Músquiz.
D. Francisco del Pontón Incera
Maestro de Cantería. Nacido en Galizano. Intervino como maestro cantero en numerosas e importantes obras en Álava, Navarra y La Rioja, entre ellas, las capillas radiales del trascoro de la catedral de Calahorra (1623) y la capilla del Santo Cristo de Nuestra Señora de la Redonda de Logroño (1625).
D. Pantaleón del Pontón Setién
Nacido en Galizano. Maestro de cantería. Sucedió a su tío en 1705 en el cargo de maestro mayor de las obras de la catedral de Salamanca. Asentó los pilares de la capilla mayor, cerró las bóvedas del crucero y comenzó a levantar los arcos torales que habrían de sostener la cúpula. En Salamanca,hizo un proyecto para el Colegio de Calatrava en el que más tarde se basó Joaquín de Churriguerra. Se hizo cargo de la dirección de las obras de la catedral de León. Falleció en 1713 en Valladolid.
D. Gregorio de la Roza
Maestro de cantería. (Carriazo,1643–¿?, 1708). Considerado uno de los introductores del barroco en Cantabria. Está documentada su actividad en Asturias desde 1664. Heredó por matrimonio el taller de Ignacio de Cajigal en 1669. En 1673 contrató la obra del palacio de Malleza de Oviedo, uno de los primeros adscritos al barroco. En 1694 contrató la construcción de la sala capitular de la Colegiata de Santillana del Mar, obra en la que recurre a los modelos clásicos de Juan de Naveda, se le atribuye la construcción de la casa de los Hombrones de la misma localidad . En 1697, contrató la obra del convento de Santa Cruz de Santander y entre 1698 y 1699 realizó la desaparecida escalera monumental barroca de la Colegiata de Santander. En 1708 el canónigo de la catedral de Oviedo, Juan Montero de la Concha Obregón encargó la construcción de casa de Vega de Carriedo conforme a trazas de Gregorio de la Roza.
D. Juan Calderón de la Barca Vélez
Nace en Galizano en 1643, haciéndose Caballero de Santiago en 1691. Testa declarando mayorazgos de su casa en Galizano ante Juan de la Puente.
D. Juan de la Viesca Agüero
Procurador y regidor de los Caballeros Hijosdalgos del lugar de Suesa en 1693.
D. Juan Calderón de la Barca.
Caballero de Santiago, Corregidor de Burgos y Bilbao y Oidor de Valladolid.
D. Ambrosio Casuso Cubas
Nace en Suesa en 1750. Abogado de los Reales Consejos y del muy noble Colegio de Abogados de la Corte y Patio de Madrid, Consultor del Sto. Oficio de Navarra, Asesor por S.M. de la Real Artillería de Liérganes y La Cavada.
D. Agustín Segundo de Jorganes
Nace en Loredo en 1755. Abogado de los Reales Consejos de S.M., adscrito al colegio de Madrid.
D. Felipe Roque de la Portilla
Empresario. (Natural de Carriazo, 1776–1841, Matamoros, México). En 1806 una figura destacada de la Congregación del Refugio, asentamiento de Nuevo Santander, en el lugar de Matamoros, al norte de México. En 1807, capitaneó una expedición de colonos que fundó, en 1808, la ciudad de San Marcos. Iniciador del llamado «empresario system» organizó posteriormente, en colaboración con emigrantes irlandeses, establecimientos agrícola-ganaderos que fueron modelo de la explotación de las tierras de Texas.
D. Manuel de la Roza Rodríguez
Sexto Marqués de Valbuena, según carta de 1876. Entre sus numeras propiedades destacan su fábrica de cerveza de Santander y su acreditada ganadería de Solares.
D. Jesús de Cospedal
Redactor del periódico santanderino “La Atalaya”.
D. Benjamín Gómez Cruz
(1891-1954) Nace en Galizano. Con quince años es fotógrafo ayudante de su hermano Claudio. Alcanza gran popularidad con el nombre de “Benjamín”, dedicándose preferentemente al retrato infantil.
D. José de la Maza Orive
Vecino de Castanedo, se le recordará como uno de artífices del progreso de la ganadería de este municipio, al crear y posteriormente presidir el Sindicato Católico de “San José”, que abarcaba los pueblos de Castanedo, Suesa, Somo. En la S.A.M., ocupa el cargo de Jefe Rector de la misma y también preside la Cámara Sindical Agraria. Asimismo es alcalde accidental del municipio de Ribamontán al Mar.
D. Secundino Bedia Castanedo
Nace en 1894, reside gran parte de su vida en Somo. Junto con sus hermanos funda la empresa marítimo-terrestre “Los Diez Hermanos”, que tanto a contribuido al progreso económico de esta comarca. En 1927 impulsa el desarrollo hostelero del municipio, iniciando la construcción de una fonda llamada villa “Matilde” y edifica la estación , oficinas y almacenes del muelle de Somo. Por último, hace su propia casa y bar “Los Faros” en Somo.
D. Félix Fernández Pérez
Nace en 1899 vecino de Carriazo. Crea una de las ganaderías más avanzadas del municipio, cuya explotación continua su hijo Darío. Ocupa los cargos de Secretario de la Junta Administrativa de Carriazo, Presidente de la Hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos de R. al Mar, Alcalde del municipio en dos ocasiones. Fallece 1981 y en 1974 recibe el título de Caballero de la Orden Civil del Mérito Agrícola.
D. Juan Manuel del Campo Herrero
Vecino de Carriazo, con un gran sentido por la prosperidad del municipio, escribe un libro “El bienestar al alcance de todos”. En él que se dan consejos a los ganaderos, para que destierren viejos métodos y se incorporen a las nuevas técnicas. En 1933 participa en la fundación del Sindicato Ganadero-Católico de Carriazo, denominado “San Antonio”.
D. Enrique Ranz y Lorenz
Está considerado como pionero del gremio de la hostelería en Somo, ya que en 1932 inaugura la granja -pensión “Las Quebrantas”. Ocupa la alcaldía de Ribamontán al Mar.
D. Agustín Gómez Pardo
Pasiego afincado en Galizano, se le recordará como el primer ganadero que en 1906 introduce ganado holandés en este municipio.
D. Agustín Presmanes de la Vega-Hazas
Nace en Suesa en 1916. Doctor de Caminos, Canales y Puertos. Desempeña su labor profesional en “La electra de Viesgo” de Santander. Es autor del estudio de las posibilidades hidroeléctricas para el Plan de Ordenación de la provincia de Santander, publicado en 1949. Participa en la constitución de “unidad Eléctrica, Sociedad Anónima” (UNESA), sociedad que agrupa a la casi totalidad de las empresas españolas del ramo. Ha sido profesor de la Escuela de Ingenieros de Santander.
D. Dimas Asón Quintana
Nace en Carriazo en 1920. Veterinario. Hasta 1947 ejerce en Valdáliga (Cantabria) y a partir de esta fecha en Ribamontán al Mar donde cosecha notables éxitos en el campo de la Inseminación Artificial.
D. Darío Fernández Gómez
Nace en Carriazo en 1925. Continua la labor iniciada por su padre en la ganadería familiar. Destaca su acusada responsabilidad y honradez como hombre público. Desempeña los puestos de Secretario y Presidente de la hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos de Ribamontán al Mar, Presidente del Control Lechero de Ribamontán al Mar, Vocal Nacional de la Asociación de Ganadero Selecto (A.N.F.E.), Presidente de la junta Administrativa de Carriazo y Teniente Alcalde de este municipio.
D. Jesús Maza Fernández
Nace en Loredo en 1938. Es nombrado Jefe de la Obra Cultural de Caja Cantabria en 1976. En este cargo viene desarrollando una extraordinaria labor, que le ha hecho acreedor al respeto y admiración de gran número de cántabros. Es uno de los impulsores de Derbi de Loredo, acontecimiento deportivo de alcance nacional.
D. Ramón Teja Casuso
Nace en Suesa en 1944. Licenciado en Filología Clásica. Desde 1978 a 1982 Decano de la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad de Santander. Entre 1982 y 1984 es Consejero de Cultura, Educación y Deporte del Gobierno de la Diputación Regional de Cantabria. Desde 1980 es Director de las excavaciones de Julióbriga (Cantabria), es autor de numerosas publicaciones sobre temas de Historia Antigua.
Dña. Constancia Setién
Funda en Suesa una empresa de transformación lechera que con el tiempo heredan sus hijos.
D. Moisés Ibáñez Gutiérrez
Maestro de Instrucción Primaria en la Escuela Pública de Galizano, consiguiendo la admiración y respeto de sus discípulos por sus indudables dotes pedagógicas.
D. Federico Jiménez Carril
Teniente Coronel del Estado Mayor y profesor de los hijos de S.M. Alfonso XIII.
D. Manuel Portilla
Vecino de Galizano, de profesión contratista, se le atribuye la construcción de la Torre de la Iglesia parroquial de Galizano.
D. Dimas Asón Solano
Durante 45 años fue secretario de este ayuntamiento. La Corporación Municipal ha premiado su desinteresada labor , entregándole una placa conmemorativa. Entre sus cualidades destacan su innata inteligencia, don de gentes y su sentido conciliador que le han granjeado el respeto y la consideración de todos sus vecinos ribamontanos.
Dña. Emilia Trueba Solana
Escultora y grabadora. (Galizano, 1959). Se formó en la Escuela de Cerámica de Miguel González y en diversos talleres artesanales. Le concedieron el primer premio de Escultura del Gobierno de Cantabria (1985), premio-adquisición en la II Bienal Jesús Otero (1990) y beca de la Consejería de Cultura (1991).
(Fuentes: Gran Enciclopedia de Cantabria – Ribamontán al Mar en su Historia; de José Luis Sánchez Landeras)